El Consultor ese señor con maletín...
La consultoría de empresas
tradicionalmente se ha considerado como una élite de profesionales
multidisciplinares en un edificio de cristal cuyas funciones se destinaban a
grandes empresas con la ambición de competir, innovar y desbancar a sus rivales
en el mercado. Así de claro.
Esta definición un poco
"cruda" no es algo que yo haya ideado entre estas líneas, ¡qué más
quisiera yo! es el resumen que obtengo en mi día a día como consultora entre
mis empresas, amigos y posiblemente es la opinión que encontrarás si preguntas
a cualquier persona por la calle.
Pero mi blog no se caracteriza
por su "wiki-espíritu", no voy a tratar de resumir lo que otros mejor
de lo que yo pudiera hacer nunca ya han hecho, voy a intentar a hacer una autocrítica
hacia mí, mi profesión y todos los profesionales que me acompañan en esta fascinante
ocupación.
¿Por qué una empresa necesita un
consultor? A veces, la necesidad de mejora, la caída de un negocio o los
cambios en el mercado y la economía cogen de imprevisto a muchos negocios que
casi inexplicablemente ven mermada su actividad. Nuestra labor es detectar qué
influencias internas y externas están interfiriendo y aportar una mejora
continua en diferentes procesos.
Es común que los expertos en
consultoría confundamos las necesidades de las empresas; éstas precisan de soluciones rápidas,
útiles y entendibles. La capacidad de generar informes por parte de un
consultor de lenguaje inteligible es ilimitada, pero existe muy poca
profesionalidad en ello, aunque aparente todo lo contrario.
Consultor no debe ser ese señor con maletín que deja informes encima de una mesa, ¡no nunca eso!
Me gustaría saber si ¿algún día dejaremos de ser elitistas en nuestra profesión y tocar la realidad de las necesidades de nuestras empresas?
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